ALLEN GINSBERG
«WALES VISITATION»
Niebla blanca subiendo y bajando el ceño de la montaña
árboles moviéndose en ríos de viento
Las nubes se alzan
como montando una ola, un gigantesco remolino levantando la bruma
sobre helechos efervescentes meciéndose
a lo largo del risco verde
atisbado a través de un vidrio en la lluvia del valle…
Ninguna imperfección en el brote de la montaña,
valles respiran, el cielo y la tierra se mueven juntos,
margaritas exhalan pulgadas de aire amarillo, los vegetales tiemblan,
el pasto resplandece verde,
ovejas moteadas en la ladera, pastando con ojos vacíos,
caballos bailan en la lluvia cálida,
canales entre árboles conectan las granjas vivientes,
arándanos azules orlan paredes de piedra entre los encinos,
faisanes graznan en prados atestados de helechos.
Afuera, a un lado de la colina, hacia el estruendo del océano, hacia delicadas ráfagas de aire mojado,
cae al suelo, ¡Oh gran Humedad, Oh Madre, sin un daño en tu cuerpo!
Mira de cerca, el pasto inmaculado,
cada flor ojo-de-Buda, repitiendo la historia,
mirífica–
arrodíllate ante la flor de la digital alzando verdes inflorescencias, campanas malva arrojadas
hacia abajo doblemente en el tallo temblando antenas,
y ve en los ojos de los corderos que miran fijamente
respirando impávidos bajo los encinos borboteantes–
Me acuesto y mezcló mi barba con el pelo mojado de la ladera,
oliendo la humedecida vagina café de la tierra, inocuo,
probando el pelo violeta de los cardos, dulzura–
Uno en balance, tan vasto, que su aire tan suave
mueve cada pétalo en la quietud de la superficie del valle,
tiembla el pelo de cordero colgando telaraña enredada con la lluvia en el pasto,
levanta árboles sobre sus raíces, pájaros en la gran sequía
ocultando su gran fuerza en la lluvia,
Gime a través del pecho y del cuello, un gran ¡Oh! al corazón de la tierra,
Llamando nuestra Presencia a que se una
El gran secreto es que no hay secreto,
los sentidos encajan con los vientos,
lo visible es visible,
cortinas de bruma lluviosa ondean a través del valle barbado,
átomos grises mojan la cábala del viento,
con las piernas cruzadas en un roca en la lluvia del crepúsculo,
con botas de hule en el pasto suave, la mente inmóvil,
el aire tiembla en margaritas blancas a un lado del camino,
El aire del cielo y mi propio aire simétricos
rondando entre astados helechos verdes
uncidos a mi ombligo, el mismo aire que se respira a través de Capel-Y-Ffn,
sonidos de Aum y Aleph
a través de bosques de cartílagos,
mi cráneo y el cráneo de Lord Hereford’s iguales,
todo Albión uno…