Pescábamos esa mañana sin nubes, en los bajos de la Corona del Diablo. Un círculo de basaltos siniestros que se cernían sobre un mar transparente. Un antiguo cráter que las olas devoraban. Un atolón que circuía el vacío de las aguas. Éramos cinco con Lucas en el bote. Había sido él, precisamente, quien nos había…
El peso de la libélula
El peso de la libélula Absorta flotando en la neblina estuosa una libélula cae entre mis muslos como en un bosque entre dos montañas. me posee estremece mi vientre hasta quedarse inmóvil. Se instala con sus nombres sus metálicas patas algas sustantivas, sueños acuáticos de larva . Atrapa en los rincones mis oscuros recuerdos inconscientes….
Noctivario
Esta noche Dos peces de fuego como tijeras siderales penetran en la inmensidad de esta noche fuente profunda y eterna. Arrastran tu recuerdo extraño como un fruto permitido. Mascullo su aroma en el umbral de un bosque líquido, espejo de pájaros vegetales. Persigo la tibieza de tus caricias raíces escolopendras que en algún tiempo me…
Del amor y de la muerte
Agosto, llévame en tu ardorosa velocidad de topacio César Dávila Andrade, de la “Canción del Tiempo Esplendoroso” Diecisiete, A las cuatro de la tarde: Veo deslizarse en el silencio del jardín, hacia el Este, tres ratas negras entre matas de flores, perfumadas de lavanda y hediondas de santa maría, mientras los pájaros vuelan azorados…
Mi país me asombra
Una puerta abierta a las curiosidades de la tierra en que nací El oriente es completamente ajeno a un mundo globalizado. Su gente, sus animales y sus paisajes están insertos en un tiempo más lento y pleno de envidiable Identidad. El oriente se impone ante quienes lo habitan y lo visitan. Rescata en ellos emociones…
La extraña muerte de Iblis Thomas
Y deja que me hunda en tus claros ojos mezcla de ágata y metal…, Del poema 37 Charles Baudelaire, Las Flores del Mal Me sumergía casi todos lo días en sus ojos profundos, enormes, abisales, los mismos de Matilde de un color azulado acuoso en los que parecían flotar hacia la superficie del iris volutas…
Fantasias
“¿No voy más bien a adelantar los brazos hacia el fantasma de una sombra?” Francois-Paul Alibert. No todo estaba perdido para Diego Bernal. Aunque confinado en el otoño amarillo de su viudez, gustaba de su soledad, sumida su alma en el mundo de nostalgias del pasado y abierta a todo lo nuevo que aún…
Dobleces
(Diálogo sobre la múltiple personalidad) Nos lo habíamos prometido. Humberto y yo –dos viejos amigos- realizamos el concertado encuentro en la capital. Sabíamos donde nos encontraríamos allá. Humberto iba, como a su propia casa, a una residencia inmediata a una conocida residencia inmediata a la plaza “Sucre”, y yo hallaba hospedaje en casa de una…
El chico de la rampa
Mi amigo Ernesto Valdés despertó mi curiosidad y atrajo mi atención desde que fuimos compañeros de curso en el colegio. Allí se forjó nuestro acendrado compañerismo, abierto, sin reservas, a todas las confidencias. Pasaba ante los demás como un joven excéntrico. Era lo que también llamaba mi atención cuando nos sentábamos en clase. No era…
Amito señor
-Buenos días, su mercé. -Ven, Mariano. ¿Qué quieres? -Solamente preguntar a su mercé si mismo va a mandar uy día las bestias de silla para que venga familia de ñora Rosaura, sobrina de Mama Grande, para ir a coger animales. -Anoche te dije ya que esto tienes que hacer y todavía me preguntas, indio zoquete….
Itinerario de pasiones
(I) Perfil de ilusión Julián Morel y Alberto Silva, dos amigos íntimos, jugaron con el amor en sus años mozos, echando suertes a la felicidad o a la malaventura. Estos dos novicios de la existencia fueron dando forma a sus episodios para lo fugaz, el uno, y para la vida entera, el otro, en su…
Para la angustia: dormir, soñar
Como usted sabe, lector -si lo hubiere para este relato-, el hombre es el único animal que tiene la fatalidad de sufrir angustia y expresarla. Menos mal que la ciencia, producto de los hombres, ha elaborado ciertos sedantes, maravillosos fármacos, para devolvernos la calma. Yo, cuando tropiezo accidentalmente con alguno de los imprevistos y groseros…
Acuarelas: Iglesias de Cuenca
La Catedral Vieja. Cuenca – Ecuador
Oleos: Serie Amarillos
Oleos: Serie Azul
María mujer
I Duerme, duerme, duerme… por fin, duerme. Ya no es el sueño del niño que tranquilamente arrullabas en tus brazos, Ya no es el sueño del hombre cuya frente cansada acariciaste. Ya no es el sueño en que se sume la lóbrega eternidad de los apóstatas, ya no es el sueño al que vagamente aspiran…
Visión
Visión En aquella época recorría los caminos tratando de poblar como ermitaño un bosque negro y su montaña. Nací huraño y, como todos, niño; por ello, me salvó del despeñadero una sonrisa larga y sincera, a la que debo mis ilusiones. Hoy, encerrado en la jaula citadina, aún añoro emprender una larga huida, por el…
Artrópodos II
Serie de Pinturas al Óleo y Acrílico
Artrópodos
Serie de Pinturas al Óleo y Acrílico Mosca común- óleo -45 x 30-cm
De porqué la luna cambia cada noche
Luna paso miles de años mirando a la tierra, ni siquiera podía conversar con ella, no por la distancia sino para no despertarla. Al comienzo le encantaba la idea de iluminarla toda la noche. La tierra se veía tan linda así que Luna siempre estaba llena.
El regalo de tener nombre
En un lugar muy cercano vivía un niño sin nombre, su mejor amigo era un perro que se llamaba Perro, así Niño y Perro pasaban los días, caminaban por el bosque, nadaban en el río, hacían sanduches de pan con dulce para la merienda y en el desayuno les gustaba la leche con melón. Niño…